La licenciada en Nutrición Camila Altamira volvió a incursionar en el segmento semanal “Saludablemente Hablando”, de PONELE H Radio; esta vez para referirse al Día Mundial de Acción por los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), que se celebra cada 2 de junio. Un día en el que a nivel global se unen fuerzas para dar visibilidad a estas enfermedades.

Los TCA son dolencias en muchas ocasiones invisibles, que se notan generalmente cuando los signos y síntomas están muy avanzados.

Son enfermedades psicológicas de causa multifactorial. Entre los factores están la genética, la biología, ciertos rasgos de personalidad, un contexto individual determinado en donde siempre hay algo que está costando atravesar y quizás, el control de la comida y el cuerpo permiten de alguna manera calmar esta situación.

Argentina está dentro de los países del mundo con mayor incidencia de los TCA.

Entonces, urge concientizar, visibilizar, prevenir, frenar el avance y aumento de casos. La prevalencia se incrementó sobre todo en la población adolescente, siendo los más comunes la anorexia y la bulimia. Además, la incidencia se extendió a edades más tempranas, entre 10 y 12 años.

Se pueden dar en personas de cualquier sexo (aunque son mucho más frecuente en mujeres), tanto que en los últimos años la prevalencia fue aumentando entre los hombres. Además de darse en personas de cualquier clase social y edad.

Este incremento se debe a varios factores, como la pubertad cada vez más precoz y el uso excesivo y poco supervisado de dispositivos digitales, especialmente en redes sociales. La pandemia también ha acelerado esta tendencia.

Señales de alerta

Cualquiera sea el trastorno de alimentación, tiene dos grandes maneras de dejarse ver: una forma alterada de comer (contando calorías, pesando alimentos, salteando comidas, aguantando el hambre, comiendo desde el descontrol y/o escondida, sintiendo culpa, compensando con vómitos, laxantes, ejercicio o ayunos, etc.) y una manera alterada de ver su cuerpo, es decir distorsionada.

Es importante entender que nunca el problema es el cuerpo o la comida, sino lo que está por detrás de eso.

Hay que recordar que, aunque son enfermedades graves, se pueden curar con un tratamiento especializado y un enfoque interdisciplinario que involucre la coordinación de diferentes especialistas de la salud (psiquiatras, psicólogos, pediatras, endocrinólogos, nutricionistas, enfermeras, profesores de educación física).

Es menester que la información resulte útil y ayude a fomentar miradas que respeten, contemplen y visibilicen los diferentes y diversos cuerpos, promoviendo la salud y la inclusión.