El siguiente análisis lo escribí cuando Cristina Kirchner, en nombre de la llamada “democratización de la Justicia”, propuso una ley que luego fue declarada inconstitucional, pero que aún hoy sigue vigente como advertencia frente a posibles atajos judiciales que vulneren el Estado de Derecho. Ahora, frente a la extrema derecha, esperamos no tener que volver a gritar “¿Dónde hay un juez en Berlín?”.
Por Noel Eugenio Breard (*)
Realizando una reseña del libro “Derecho degenerado – Teoría Jurídica y juristas de cámara en el Tercer Reich”, de Bernd Ruthers, podemos decir que es una obra que interroga y analiza el papel de los juristas y profesores de la Alemania nazi, acerca de su responsabilidad moral.
Plantea los riesgos para el futuro del Estado de Derecho y lo que implica el no prestar suficiente atención a la historia de aquella época, remarcando lo importante de aprender del pasado y en particular de “ese pasado”.
Todos nos preguntamos cómo un pueblo con cultura jurídica elevada, como el alemán, pudo llegar a un Estado jurídico degenerado, donde la Constitución es sustituida por la voluntad del jefe y donde el Estado totalizador enseña (a través del jurista Carl Schmitt), que el mayor veneno para el Estado es el pluralismo democrático, pues debilita al todo y que el poder constituyente (que es el freno al poder) no reside en la norma superior sino en la voluntad del que manda.
La historia nos enseña que es posible que profesores universitarios, juristas y jueces, fundamenten teorías disvaliosas para un sistema respetuoso del Estado de Derecho.
En la obra el autor se pregunta a quien representan esos jueces y profesores, quienes empiezan a construir un derecho degenerado a medida de los intereses del Poder, cuestiona fuertemente su legitimidad democrática.
Reflexión
Cuidar el Estado de Derecho, fortalecer la justicia, entender que los jueces tienen una legitimidad distinta a la política, la primera no puede estar sujeto a mayorías circunstanciales, pues su legitimidad debe estar en defender los Derechos Humanos, derechos fundamentales y los derechos de las distintas minorías.
La propuesta en su momento de Zaffaroni de establecer una instancia superior a la Corte Suprema de Justicia (con la cual la expresidente Cristina Kirchner mantenía abierto enfrentamiento) nos pareció un claro ejemplo de un acto disvalioso.
Pero lo más grave que nos preocupó en esa inocente propuesta, es que representaba una medida “anti federal”, porque el sistema Argentino tiene el control de constitucionalidad descentralizado y difuso, que quiere decir que cualquier juez de cualquier lugar del país y provincia puede declarar la inconstitucionalidad de una ley, y además, que de quitar esa posibilidad, el “tribunal constitucional” estaría compuesto por muy pocas personas, creando un sistema centralizado y único para declarar la inconstitucionalidad de una ley, siendo funcional por vía del absurdo a los poderes concentrados, económicos y poderes externos.
Aclaro que no está en mi intención identificar situaciones históricas de otra envergadura moral y de fuerte transcendencia con las actuales.
El paralelismo lo realizamos desde el punto de vista de cómo realizando cosas incorrectas se puede llegar a situaciones donde reina el mal absoluto, donde profesores y exjueces debiliten el Estado de Derecho.
(*) Senador provincial UCR.