Que “Tata” Sigillo haya “renunciado” al cargo político más importante del Gabinete no es una cuestión menor, pues se trata de un hombre que estuvo en la génesis de la movida que llevó a Martín Ascúa a la Jefatura del gobierno local en 2017, cuando algunos lo llamaban “candidato de cristal”.

La caída del exlegislador misionero Germán Kiczka -acusado de pedofilia-, la revocación del poder a Fernando Burlando como abogado de los padres de Loan, el monobloque de los libertarios Lourdes Arrieta en Diputados y el de Francisco Paoltrone en el Senado; y la loca idea de Victoria Villarruel de juzgar a los “subversivos” de la dictadura, entre otros temas, impactaron de cierta manera en la opinión pública argentina en esta semana. Pero, indudablemente, la eyección de Javier “Tata” Sigillo del Gobierno municipal fue lo que más polvareda levantó por estas horas en el escenario político de Paso de los Libres.

Que Sigillo haya “renunciado” al cargo político más importante del Gabinete no es una cuestión menor, pues se trata de un hombre que estuvo en la génesis de la movida que llevó a Martín Ascúa a la Jefatura del gobierno local en 2017, cuando algunos lo llamaban “candidato de cristal”. No es uno de quienes se sumó al proyecto cuando estaban en la cresta de la ola, sino que forma parte del pequeño círculo que la remó en dulce de leche en el arranque de aquella aventura, con la hoy senadora Celeste Ascúa, los gurises de la JP y otros pocos.

Por aquellos días, soñaban juntos con romper la prolongada hegemonía del radicales y volver a hacer de Libres un bastión del peronismo en Corrientes, como en los ‘90.

Fiel a su estilo, “Tincho” antepuso una vez más supremos intereses propios antes que respaldar a su entorno real. Y cuando “Tata” estaba bien encaminado en la carrera por la Intendencia en 2025, lo obligó a bajarse de la candidatura vaya a saber con qué argumentos. O de lo contrario lo denigraría con un cambio de área; obviamente a un cargo de menor relevancia.

Hábil y flexible de cintura, sobre todo la política, Sigillo prefirió autocatapultarse más allá de los límites del palacio sin decir mucho para afuera; admitiendo solamente desentendimientos dentro de la gestión municipal y hasta con algún sector del peronismo vernáculo.

Parece que “Tincho” decidió apoyar a otro de los cuatro aspirantes a sucederlo en el Sillón de Di Tomaso. No es “Tata”, evidentemente. En ese proceso selectivo, seguro seguirá sacudiendo la planta hasta que quede la última mandioca.