El legislador correntino sostuvo que el país “no puede volver a concesionar a privados una autopista hídrica estratégica” y alertó sobre la disputa internacional por su control. Planteó que Argentina “aún no convirtió su ventaja natural en una ventaja competitiva”.
A su regreso de Paraguay, como integrante de la comitiva correntina que, con el gobernador Gustavo Valdés a la cabeza, visitó el vecino país a mediados de semana, el senador provincial Noel Breard volvió a colocar en el centro del debate político la cuestión de la Hidrovía Paraná-Paraguay, un corredor fluvial clave para el comercio exterior de Argentina y de buena parte del Cono Sur.
“Si se vuelve a concesionar a privados estamos cometiendo un error. Desde 1995 se viene prorrogando un contrato sin licitación. Es una autopista hídrica estratégica que conecta el corazón productivo del país con el océano”, sostuvo el legislador correntino en declaraciones radiales.
Breard remarcó que la Hidrovía “no es solo una cuestión de infraestructura, sino de soberanía y control económico”. Subrayó que “Paraguay, gracias a ella, tiene la tercera flota de barcazas del mundo, mientras que Argentina nunca logró convertir esa ventaja natural en una ventaja competitiva”.
“Hoy no tenemos industria naval ni control sobre el sistema de fletes y peajes, que mueve más de 7.000 millones de dólares. Eso significa que una porción sustantiva de nuestros costos logísticos y comerciales está en manos extranjeras”, añadió.
El senador radical también advirtió que la licitación internacional para la administración de la hidrovía se convirtió en un terreno de disputa geopolítica entre potencias extranjeras. “Hay una puja entre belgas, chinos y estadounidenses. Es un tema geopolítico que forma parte de una agenda negativa para la Argentina: nunca nos traen algo que nos beneficie directamente”, sostuvo en una entrevista con Radionord.
Para Breard, el país debería encarar una política de Estado en torno al control del corredor fluvial, incorporando criterios de defensa nacional, desarrollo tecnológico y articulación con las provincias ribereñas. “La hidrovía no puede analizarse solo desde el punto de vista de la eficiencia económica o la recaudación. Se trata de la principal salida al mundo del complejo agroexportador argentino y del sistema productivo regional”, explicó.
En ese sentido, recordó que la vía navegable transporta alrededor del 80% de la exportación de granos y derivados industriales del país, conectando los puertos del Litoral con el Atlántico a través del Río de la Plata. “Por esa autopista de agua circula buena parte del destino económico de la Argentina. Ceder su control es ceder una parte de nuestra soberanía logística”, resumió.

Prórrogas y oportunidades perdidas
La Hidrovía Paraná-Paraguay fue formalmente creada en 1992 por acuerdo entre Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia, con el propósito de facilitar la navegación y el comercio regional. Tres años después, el Estado argentino concesionó su operación al consorcio Hidrovía S. A., liderado por la belga Jan de Nul y la argentina Emepa.
Desde entonces, la concesión fue prorrogada en múltiples oportunidades sin licitación abierta, pese a la magnitud de su impacto económico. Solo en la última década, la hidrovía canalizó más del 80% de las exportaciones agrícolas nacionales, lo que la convierte en una de las arterias comerciales más relevantes de América del Sur.
Fuente: Diario Época

