El exfutbolista y entrenador argentino falleció a los 69 años. Campeón de la Copa Libertadores 2007 con Boca Juniors, Russo será recordado por su extensa trayectoria y por su ejemplo de superación frente a la adversidad.
Miguel Ángel Russo, exfutbolista y entrenador argentino, murió a los 69 años y dejó una huella imborrable en la historia del fútbol argentino. Su legado se apoya tanto en los logros deportivos como en su actitud frente a los desafíos personales, convirtiéndose en un referente de resiliencia y pasión por el deporte.
Nacido el 9 de abril de 1956, Russo realizó toda su trayectoria como futbolista a Estudiantes de La Plata. Entre 1975 y 1988 disputó 440 partidos con la camiseta del “Pincha”, desempeñándose como mediocampista defensivo. Su entrega y regularidad lo transformaron en un emblema del club. Durante su paso como jugador, alcanzó dos títulos históricos: el Campeonato Metropolitano 1982 y el Nacional 1983.
Logros como entrenador
En 1989 inició su carrera como director técnico en Lanús, dando comienzo a un extenso recorrido que lo llevó a dirigir equipos en Argentina y en distintos países del mundo.
Su mayor conquista llegó en 2007, cuando conquistó la Copa Libertadores al frente de Boca Juniors. Ese título lo consolidó como uno de los entrenadores más respetados del continente. Más tarde, con el club de la Ribera también ganó la Superliga Argentina 2019-20 y la Copa de la Liga Profesional 2020.
En el fútbol argentino, sumó en total ocho títulos (siete nacionales y uno internacional). Además, dirigió a Estudiantes de La Plata en dos etapas (1994-96 y 2011), dejando un recuerdo entrañable entre los hinchas.
Su carrera internacional incluyó pasos por Universidad de Chile —a la que llevó a semifinales de la Libertadores 1996—, Salamanca en España, Monarcas Morelia en México, Millonarios en Colombia (donde también fue campeón), Alianza Lima en Perú, Cerro Porteño en Paraguay y Al-Nassr en Arabia Saudita.
Cómo enfrentó su enfermedad
En 2017, mientras dirigía a Millonarios, fue diagnosticado con cáncer de próstata, una enfermedad que también afectó sus pulmones y vejiga. A lo largo de los años atravesó distintos tratamientos, incluidas cirugías y quimioterapia.
Lejos de abandonar su vocación, Russo continuó trabajando y alcanzó títulos incluso en medio de los procesos médicos. Su capacidad de sobreponerse a las adversidades lo convirtió en un ejemplo de lucha, tanto dentro como fuera de la cancha.
En los últimos años, el entrenador también debió enfrentar internaciones derivadas de complicaciones de salud, como una infección urinaria que lo mantuvo bajo observación en la clínica Fleni de Buenos Aires que generó preocupación durante su segundo ciclo al frente de Boca. Aun así, siempre se mostró con una actitud positiva y dispuesto a continuar cerca del fútbol.
Vínculo con Boca y con Riquelme
Russo mantuvo una relación muy cercana con Boca Juniors, club en el que vivió los momentos más importantes de su carrera como entrenador. En particular, su vínculo con Juan Román Riquelme fue fundamental: primero como jugador bajo su conducción, y luego como dirigente, compartieron una relación de respeto mutuo y trabajo en común.
Legado
Más allá de los títulos, Miguel Ángel Russo será recordado por su estilo táctico meticuloso, su capacidad para estudiar a los rivales y su influencia positiva en los planteles que dirigió.
Pero, sobre todo, su legado trasciende lo futbolístico. Su resiliencia frente a la enfermedad, su ejemplo de superación y su pasión inquebrantable por el fútbol lo convirtieron en un referente humano y deportivo.
El mundo del fútbol despide a un hombre que vivió y respiró este deporte con intensidad, y que deja una enseñanza que va más allá de los resultados: la de nunca rendirse.