“Como ciudadanos tenemos una responsabilidad de aportar información verídica al debate público”, aseguró Matías Di Santi, director de medios de Chequeado, refiriéndose a las noticias falsas en la web.

En la era de la información, en la que las redes sociales y los medios digitales dominan la comunicación, las “fake news” (noticias falsas) han emergido como uno de los mayores desafíos para la sociedad contemporánea.

Estas noticias engañosas, diseñadas para desinformar o manipular la opinión pública, tienen un impacto significativo en diversos aspectos de la vida cotidiana.

Radio UNNE dialogó con Matías Di Santi, director de medios de Chequeado, para conocer detalles de cómo opera el fenómeno. Además, brindó algunas recomendaciones para que la ciudadanía pueda involucrarse en mejorar la calidad de la información que circula, fundamentalmente en redes sociales.

“La desinformación son contenidos que circulan, en distintas plataformas y también en distintos formatos, donde se inventan cosas que no sucedieron, se tergiversan hechos o se sacan de contexto. Los casos son muchos, y las desinformaciones llegan a circular hasta siete veces más que una desmentida en el debate público”, explicó el profesional.

Añadió que el grueso de las “fake news” circula en redes sociales y esto está vinculado a los sesgos: “En la actualidad, recibimos contenidos en nuestros teléfonos. Si confirma nuestra mirada de la realidad, sin importar si es una desinformación, lo compartimos sin pensar. Por eso la desinformación es tan exitosa, además porque la gente no tiene tiempo para ponerse a reflexionar sobre lo que comparte”.

Frente a este desafío, el profesional destacó la importancia de que tanto los individuos como las instituciones se comprometan a combatir la desinformación. La educación en medios y la alfabetización digital se constituyen como herramientas clave para ayudar a las personas a discernir entre información veraz y falsa.

“Desde Chequeado lo que decimos siempre es que no podemos desmentir solos la desinformación y necesitamos de la comunidad para que la información de calidad llegue a la ciudadanía, y que luego puedan tomar sus propias decisiones”, apuntó y destacó la relevancia del acceso a la información pública y la apertura de datos para la democracia.

En este sentido, recordó que la desinformación se nutre de la memoria colectiva, de los vacíos informativos, de momentos de incertidumbre, de crisis o situaciones excepcionales. Estos escenarios son prolíficos para la alta circulación de contenidos digitales falaces. Di Santi apeló a la responsabilidad colectiva en la construcción de un debate público de calidad, y a la relevancia de construir una sociedad más crítica ante el uso de las redes sociales.

Evitar compartir contenidos con mensajes que apelan a emociones como el miedo, la indignación, el enojo o la impotencia es una de las principales recomendaciones que expuso Di Santi, ya que es uno de los principales mecanismos por los cuales la desinformación se nutre. Los titulares sensacionalistas y sin fuente también deben ser evitados, o requieren de verificación previa.

Además, advirtió que incluso a veces los medios tradicionales caen en desinformaciones, pero destacó que las plataformas de noticias en muchas ocasiones sirven para verificar si eso que está circulando en redes sociales efectivamente ocurrió, fundamentalmente en tiempos en donde los contenidos audiovisuales generados con inteligencia artificial empiezan a tener una circulación más frecuente.

“Lo que pedimos es que, si te llega un contenido, por las dudas no lo compartas. Esto supone un cambio de lógica respecto al uso de las redes sociales. Como ciudadanos tenemos una responsabilidad de aportar información verídica al debate público, porque tomamos decisiones en base a informaciones falsas y la relativización constante, y realidad se vuelve muy compleja. En ese sentido tenemos una responsabilidad individual, y hay una responsabilidad colectiva a la cual podemos aportar”, consideró el referente de Chequeado.