Lo aseguró la docente e investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes, Natalia Aruguete, quien, invitada por la Secretaría General de Ciencia Técnica de la UNNE, ofreció la charla virtual titulada “Nosotros contra ellos, estrategias de fake news en tiempos de polarización”.
La docente e investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), Natalia Aruguete, licenciada en Ciencias de la Comunicación y Doctora en Ciencias Sociales, e investigadora del Conicet brindó una conferencia en el marco del Simposio NEO NEA Ciencia que se realiza en la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE).
Invitada por la Secretaría General de Ciencia Técnica de la UNNE, Aruguete brindó días atrás la charla virtual titulada “Nosotros contra ellos, estrategias de fake news en tiempos de polarización”.
La especialista trabaja en la línea de investigación que analiza la polarización política en las redes sociales en América Latina especializándose en las noticias falsas que se viralizan por las redes sociales. Publicó varios libros como Fake news, trolls y otros encantos. Cómo funcionan (para bien y para mal) las redes sociales -en coautoría con Ernesto Calvo- (Siglo XXI, 2020); El poder de la agenda. Política, medios y público (Biblos, 2015); y Teorías de la opinión pública y de construcción de agenda (UNQ Editorial, 2012). Y también es colaboradora de las revistas Anfibia, Le Monde Diplomatique y del diario Página/12.
Tras ser presentada por la licenciada Gabriela Bissaro, coordinadora General de Comunicación Institucional de la UNNE, la investigadora comentó que el trabajo sobre redes sociales se desarrolla desde dos posibles aproximaciones metodológicas, una es recoger big data de redes sociales, específicamente de Twitter, antes de que se transformara en X y restringieran el acceso a los datos. El otro enfoque se denomina experimentos de encuesta que permite el encuentro con las interacciones en las redes sociales, desde las dos caras del fenómeno; por un lado, la subjetividad que exponemos hacia los mensajes en las RRSS y cuáles son las consecuencias que se producen en el mapa que se arma.
“Nosotros trabajamos con lo que se denominan los mapas de activación, es decir quien activa determinado tipo de contenido, por ello les preguntamos a los encuestados ¿Qué compartiría en redes? O ¿Por qué compartiría un determinado posteo? ¿Qué tipo de sentimiento le generan estos mensajes? Esta es una de las posibles aproximaciones”, señaló la especialista en comunicación.
Aruguete aseguró que los datos que nos arrojan los experimentos de encuesta nos permiten visualizar dos mecanismos contrapuestos que configuran la forma de habitar las redes sociales. Allí identifican mensajes que son proactitudinales, es decir lo que nos entusiasma o genera alegría, activamos esa información porque nos da gusto compartirlo con otros. En cambio, cuando encontramos mensajes que nos generan antipatía, es decir lo que se denomina disonancia cognitiva, una perturbación ideológica, emocional o racional; hace que evitemos o no conectemos con ese mensaje.
Captura de la conferencia virtual
“Cuando retwiteamos un mensaje, no solo estamos dando cuenta de que tenemos afinidad con ese mensaje, además, cuando lo reposteamos queda habilitado en el muro de nuestros seguidores. Cuando Elon Musk asume la propiedad de X ocurre lo mismo cuando damos «me gusta» a ese mensaje, por eso el empresario dice en su muro que le gente debería dar más likes a más cosas”
El like da cuenta de preferencias y conexiones emotivas, pero al mismo tiempo permite la amplificación de la información, porque la habilita para que pueda ser vista por los pares conectados. Esto es evidente, para que mucha gente señale o alerte, que los likes que damos quedan a la vista de todo el mundo, y las empresas operan con esa información en distintos ámbitos, como el de la política, los negocios y el entretenimiento. Esto sucede porque cada acción que realizamos en redes sociales deja su huella y las plataformas monitorean constantemente, y por ello pueden accionar o moderar los contenidos.
El ejemplo donde se evidencia esta situación que mencionó la investigadora fueron los mensajes de Donald Trump previos al asalto al capitolio de Washington en enero de 2021 para impedir la consagración del candidato demócrata, donde instó a sus seguidores con mensajes tales como “sean salvajes”, allí las plataformas decidieron el bloqueo a la cuenta del candidato republicano con el fin de preservar el valor de la democracia.
La comunicadora expuso dos casos de estudio donde quedan plasmadas nuestras reacciones en las redes sociales en cuanto a la polarización política que distingue a muchos usuarios de las redes en función de las preferencias, ideas o agendas que preferimos o rechazamos; pero también en cuanto a la polarización afectiva, más compleja, que habla de la intensidad subjetiva de esos apegos. Para ello presentó en primer lugar algunos análisis sobre las elecciones de 2016 en EEUU, la de Argentina en 2019, elecciones en Venezuela o el caso de Santiago Maldonado, entre otros. Analizando los mapas de activación, herramienta que consiste en graficar a usuarios y usuarias de redes sociales que se retuitean entre sí, donde se identifican los mayores números de usuarios y usuarias con mayor tendencia a compartir posteos con los que coinciden ideológica o afectivamente, que con los que no están de acuerdo.
Los temas políticos, como las elecciones ejecutivas, son más propensos a la polarización y por eso se visualizan en los gráficos dos burbujas que aglutinan, a izquierda y derecha, a los que conjugan su pensamiento con mensajes claramente contrapuestos que se ubican en el eje horizontal del mapa, mientras que el centro es el que se encuentra más despoblado. porque los moderados son menos afines a retuitear. Menciono aquí que solo en eventos muy puntuales prevalece el centro como podrían ser los deportivos como el mundial de fútbol o culturales como la entrega del premio Oscar.
En una segunda parte, se refirió a la cuestión de las fake news y fast checking tomando como ejemplo un caso ocurrido con la entonces candidata a vicegobernadora de la provincia de Buenos Aires, Verónica Magario en 2019, reforzado por cuestiones que tienen que ver con el género. “A diferencia de las noticias falsas, una fake news tiene un propósito deliberado de generar un daño o efecto político.
En algunas campañas donde se detecta algún tipo de desinformación sobre un tema en particular, tienden a veces a ser utilizadas para instalar o reforzar una determinada idea a fin de consolidar esquemas de pensamiento previo, lo que tiene que ver fundamentalmente con los prejuicios o preconceptos sobre algo” analizó la especialista.
Aruguete afirmó entonces que “la estrategia de las fake news es exitosa cuando logra generar engagement (enganche) en el otro, porque suele ocurrir que hay algo que el otro está pensando o ideas que tiene sobre la realidad que en la medida en que son reforzadas por las fake news, es a la vez confirmada y eso entusiasma a los usuarios a querer seguir.”
“Nosotros contra ellos”
Natalia Aruguete, junto con Ernesto Calvo, publicaron recientemente su último libro con el título “Nosotros contra ellos: Cómo trabajan las redes para confirmar nuestras creencias y rechazar las de los otros” que inspiró el nombre de la conferencia. En la obra, exploran cómo las redes sociales influyen en la polarización política y cómo estas plataformas pueden reforzar nuestras creencias y aumentar los conflictos, en un mundo donde la incertidumbre sobre el futuro de la política se agiganta cada vez más.
Portada del último libro de N. Aruguete
El libro se basa en decenas de experimentos realizados en varios países, incluyendo Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Estados Unidos y México. Uno de los puntos clave que mencionan es que los contenidos de las redes pueden convencer a las personas de que hay un enemigo en cada persona que piensa diferente, lo que puede llevar a una mayor polarización y desconfianza, cosa que si nos remitimos a los ejemplos ya ha ocurrido y sigue pasando en muchos países.
Aruguete y Calvo también discuten cómo intervenir para hacer el mundo digital más amable y reducir la polarización, destacando la importancia de comprender y gestionar los afectos y preconceptos que influyen en la interpretación de los mensajes en las redes sociales.