La central obrera realizó una reunión de “mesa chica” ultra ampliada. La desvela dos temas: la renovación de autoridades prevista para el 5 de noviembre y la reforma laboral con la que la Casa Rosada avisó que avanzará a partir de diciembre, con la nueva conformación de las Cámaras parlamentarias.

Las diferentes corrientes internas de la Confederación General del Trabajo (CGT) aplacaron ayer el debate de las nuevas autoridades.Por un lado acordaron sostener la unidad (un tanto endeble) y “plantarse” contra la destrucción de la legislación del trabajo con la que Milei pretende congraciarse al cumplir con las órdenes del gobierno de Donald Trump. La idea es aplicar medidas de acción sindical directas (un tanto tardías) sin descartar el diálogo con gobernadores y legisladores.

La extensa reunión, de algo más de tres horas se realizó en la sede de la UOCRA, que conduce Gerardo Martínez. El encuentro lo encabezaron los triunviros Héctor Daer, de Sanidad, y Octavio Argüello, de Camioneros.

Los discursos se fueron sucediendo uno a otro con quejas contra el gobierno nacional, sosteniendo la defensa de los derechos laborales y considerando que es preciso llevar adelante una demostración concreta de rechazo a los planes de la Casa Rosada. Uno de los que planteó esa necesaria reacción fue el metalúrgico Abel Furlán.

Daer, a su turno, reiteró lo que vino diciendo en declaraciones periodísticas. “Nosotros tenemos un concepto de progresión de derechos, pero si es para retroceder no va a haber ninguna negociación de ningún tipo”, había dicho y, palabras más, palabras menos, dijo lo mismo ante la dirigencia sindical allí presente.

No se avanzó en detalles de cuál podría ser la metodología. Por ahora ratificaron la necesidad de mantener la “unidad a fuego”, como base imprescindible para poder detener cualquier reforma que se pretenda implementar.

El encuentro sindical se realizó casi al mismo tiempo en que una veintena de gobernadores se reunía en la Casa Rosada con Javier Milei y un grupo de ministros. Ahí, el Presidente, envalentonado por el triunfo del domingo pasado, les pidió el apoyo para avanzar con la reforma laboral, también la tributaria e incluso el Código Penal. Algunas declaraciones posteriores de gobernadores, bastante ambiguas, no dejaron tranquilos a los dirigentes sindicales que tienen planeado mantener reuniones con los mandatarios para conseguir un respaldo que impida el avance de estos proyectos en el Congreso de la Nación.

Lo que trascendió del proyecto oficial no es muy diferente de lo que otros gobiernos, de tinte liberal, intentaron y que la CGT supo enfrentar. Es por eso que ayer se escucharon rechazos a las negociaciones por empresa, la propuesta del “salario dinámico” y otros que no tienen otro objetivo que el flexibilizar las relaciones laborales en desmedro de los trabajadores.

La idea de base es buscar frenar el proyecto en el Congres, en la justicia como ocurrió con el capítulo laboral del DNU 70/2023 y medidas de acción directa que en lo que va de este año las tienen abandonadas.

Además de Daer, Argüello, Martínez y Furlán, también estuvieron Hugo Moyano (Camioneros), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Cristian Jerónimo (Vidrio), Maia Volcovinsky (Judiciales), Jorge Sola (Seguros), Vanesa Núñez (UTEDYC), Armando Cavalieri (Comercio), Víctor Santa María (encargados de edificio), Marina Jaureguiberry (SADOP) y Mario «Paco» Manrique (Smata), entre otros.

 

La renovación

El conflicto con el gobierno recuperó la palabra unidad dentro de las diferentes agrupaciones que ayer se encontraron en UOCRA. Ahora bien, esa unidad para los gremios de la industria y algunos de servicios debe ir acompañada de un plan o programa que incluya una confrontación con el gobierno de Milei.

Eso quedó flotando en el salón de la UOCRA donde se reunieron casi unos 60 dirigentes sindicales. Por ahora no se definió si en el Congreso Nacional de la CGT del próximo 5 de noviembre la nueva conducción será unipersonal o con un nuevo triunvirato. Ayer no pareció el momento adecuado para esa definición.

“El debate fue amplio, rico y extenso”, lo sintetizó para este diario uno de los participantes. Advirtió que, si bien hubo algunos reclamos cruzados entre las diferentes corrientes internas, se terminó acordando que es preciso sostener la unidad. Los más combativos ya avisaron que si no se acuerda un programa antilibertario no tendrán problema de postular sus propios candidatos y que los congresales lo definan el miércoles de la semana que viene.

De todas maneras, trascendió que es posible un nuevo encuentro, tal vez con menos gente, para antes del 5 de noviembre. Ahí comenzará a delinearse el futuro de la CGT.

Página|12