En Radio UNNE, la experta en Nutrición Narella Colussi advirtió que el impacto calórico y los riesgos de desarrollar sobrepeso y obesidad no son los únicos factores para restringir su consumo, pues también tiene componentes que generan adicción por sus altos contenidos de azúcar y de sodio.

El consumo de azúcar es un tema de creciente preocupación debido a sus efectos adversos en la salud. A pesar de las recomendaciones existentes, muchas personas superan diariamente el límite sugerido, lo que incrementa el riesgo de desarrollar diversas enfermedades crónicas.

Sobre qué le sucede al organismo ante la ingesta de productos azucarados, Radio UNNE dialogó con Narella Colussi (MP N°172 y MN N°1733), magíster en Nutrición, doctora en Ciencias de la Salud y docente en la Facultad de Medicina de la UNNE,

La profesional explicó que, si bien hay un conocimiento generalizado de que la ingesta de productos con altos contenidos de azúcar no es saludable, es importante continuar fomentando la educación nutricional en toda la población, desde los más pequeños hasta los más grandes, sobre los motivos y riesgos científicamente comprobados de su consumo en exceso.

Apuntó, en este sentido, al caso de las bebidas gaseosas.

Colussi advirtió que el impacto calórico y los riesgos de desarrollar sobrepeso y obesidad no son los únicos factores para restringir su consumo, ya que, además, tiene componentes que generan adicción por sus altos contenidos de azúcar, y también de sodio. “La calidad nutricional de lo que ingerimos no sólo afecta nuestro metabolismo, sino que afecta a nuestro sistema neuro-inmuno-endócrino”, aseveró.

La docente de la Facultad de Medicina de la UNNE detalló: “Si miramos la composición química de una gaseosa, contiene una cantidad de azúcar que supera el 100% de la ingesta recomendada al día para un adulto. Es decir que es un producto de un sabor dulce casi intolerable para los sentidos humanos, que provocaría náuseas y vómitos en la mayoría de las personas. Sin embargo, como tiene ácido fosfórico se enmascara ese dulzor excesivo”.

Con respecto a las gaseosas categorizadas como light o zero, Colussi recordó al aire de la 99.7, que tampoco es recomendable consumirlas de forma abusiva. A pesar de su menor contenido calórico, un alto consumo de edulcorantes puede afectar la microbiota intestinal, que son los microorganismos que cumplen funciones vitales como la digestión y la modulación del sistema inmunitario.

 

Educación nutricional

Reducir el consumo de azúcar no significa necesariamente renunciar a los alimentos dulces, sino hacer elecciones más saludables. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el consumo de azúcares añadidos no debe sobrepasar los 25 gramos al día, alrededor de 5 o 6 cucharaditas.

En este sentido, la entidad advierte que un consumo elevado de azúcares añadidos está relacionado con un mayor riesgo de diabetes tipo 2, obesidad, enfermedades cardiovasculares, hígado graso, entre otras patologías metabólicas. El problema radica en que, con frecuencia el azúcar se oculta en muchos productos procesados que consumimos a diario, como pan, yogur y salsas.

“Falta mucha educación y mucho compromiso también, porque con la vorágine de nuestros tiempos modernos, la salud es muy dejada de lado. Está el paradigma de que la salud es cara, y en realidad lo que es caro es la enfermedad. La salud te puede llevar tiempo, dedicarte todos los días a la alimentación, la actividad física. Pero es mucho más barato que afrontar un tratamiento por alguna enfermedad crónica”, afirmó Colussi.

Por otra parte, remarcó la importancia de la gestión del estrés y el trabajo emocional al momento de afianzar hábitos saludables: “Hay que trabajar el hecho de tomar decisiones pensadas, decidir el rumbo que quiero para mi salud y actuar en función de eso. No hay pastilla, no hay cirugía, no hay ningún tipo de estrategia que vaya a caer del cielo a reemplazar la decisión humana cuidarnos y elegir nuestra calidad de vida”, expresó la nutricionista.