El líder de la organización enfrenta un debate oral por estafa piramidal que se lleva a cabo en Corrientes, con la declaración de 166 testigos.

Leonardo Cositorto, el líder de la organización Generación Zoe, comenzó a ser juzgado a partir de hoy en la ciudad correntina de Goya, por una presunta estafa piramidal contra cientos de personas a través de un esquema Ponzi.

Las audiencias se extenderán hasta el 11 de diciembre y contarán con la participación de 166 testigos presentados por la querella, la fiscalía y la defensa.

Cositorto, junto a Miguel Ángel Echegaray y Maximiliano Batista, fue trasladado desde el penal cordobés de Bouwer a Goya, donde permanecerán detenidos durante el proceso en la Unidad Regional 8.

Otros acusados, como Lucas Damián Camelino, Nicolás Ismael Medina y Javier Sebastián Medina, quienes se encuentran en libertad, también comparecerán ante el tribunal.

El juicio estará a cargo del juez Ricardo Carbajal, acompañado por los vocales Jorge Carbone y Julio Duarte. Los fiscales Juan Carlos Castillo y Rubén Barry representarán al Ministerio Público, mientras que los abogados Pablo y Alejandra Fleitas actuarán como querellantes en representación de las víctimas.

De forma paralela, la Cámara en lo Correccional y Criminal de Río Tercero, Córdoba, ha elevado a juicio otra parte de la causa a pedido de la fiscal Juliana Companys.

En este proceso, Cositorto y otros implicados, como Norman Prospero, Julieta Sciutti, Andrea Sánchez y Maximiliano Batista, enfrentan cargos por asociación ilícita y estafas.

Cómo operaba Generación Zoe

Generación Zoe o Zoe Cash era una organización que se presentaba como una compañía de coaching y liderazgo, además de ofrecer paquetes educativos.

La empresa tenía lugar físico principalmente en Córdoba y estaba dirigida por el coach Leonardo Cositorto, quien ofrecía devoluciones sobre la inversión con valores inéditos varias veces por encima de cualquier otro negocio conocido.

Generación Zoe también afirmaba incursionar en otros negocios, tales como la minería, la venta de autos, la salud, la estética, el real estate y el fútbol.

El esquema arrancaba a partir de la firma de un contrato a cambio de los servicios de coaching ontológico, espiritual y educación financiera en Generación Zoe.

De esta manera, las personas que se sumaban a la organización con aportes en dólares recibían una renta mensual supuestamente “asegurada” por encima de los valores que dejan otros negocios.

Para agrandar la base de clientes, desde Zoe usaban el esquema ponzi y se les advertía que esa ganancia garantizada podía crecer si la persona presentaba dos, tres o más “inversionistas” a la red.