La Democracia directa y digital se ponen a prueba en febrero en Alemania frente a la Democracia participativa.
Por Noel Eugenio Breard (*)
Hace un tiempo escribimos sobre un libro que se llama “Los ingenieros del caos”, de Guliani Di Ampoli, en el que describía cómo las extremas derechas se volvían competitivas para acceder al poder, sustituyendo a los partidos políticos por un elemento emocional, la bronca de la gente y los algoritmos. Es decir, el mundo digital, donde se segmenta la opinión, se trabaja sectorialmente y se tiene información que permite moldear y guiar la opinión del electorado.
Combinábamos con el libro “tecno feudalismo”, del exministro griego Yanis Varoufakis, quien manejó la crisis de la deuda contra la triada europea, donde su tesis es que el capitalismo individual está en jaque por un nuevo sistema digital feudal de los dueños de los satélites, servidores, redes, aplicaciones, etcétera, ya que estos concentran el poder de la sociedad del conocimiento y nombra a Musk, el dueño de la red social “X”, como un claro ejemplo.
El súper martes de noviembre de 2024 ganó Trump en EEUU apoyado por Musk, su tecnología y 4.500 satélites que disponen IA, en Argentina, Musk apoyó a Milei, una extrema derecha.
Pero la alarma roja suena cuando Musk apoya en Alemania al partido AFD, filo nazi, en las elecciones de febrero, poniendo su tecnología al servicio de la extrema derecha xenófoba, antisemita.
Esta actitud es denunciada por el gobierno conservador de Berlín y el laborista de Londres, con el agravante que reivindican el nazismo.
De alguna manera, nos invitan a transitar ese pasado con más tecnología, reinventar el “súper hombre” y la nueva voluntad de poder.
El desafío es democratizar la concentración de tecnologías, evitarlo aplicando la Ley de Defensa de la Competencia, ya que este poder adicional condiciona a la Democracia plena, poniendo en peligro la misma y los derechos humanos.
Se recomienda un sistema de tasa Tobin y un sistema impositivo al que paguen realmente y no sean nómades impositivos que queden exentos de pagos.
El Siglo XX nos mostró que occidente es capaz de crear el fascismo, el nazismo, el comunismo y generar la industria de la guerra. Con estas experiencias estamos a tiempo de saber qué grupos privados de alta concentración de riquezas y tecnologías sofisticadas sin control y en nombre de la libertad ilimitada pueden producir una nueva industrialización de la muerte.
(*) Senador de la Provincia de Corrientes (UCR).