Las elecciones legislativas 2025 consolidaron a Javier Milei y a La Libertad Avanza como actores centrales del mapa político argentino. Una vez mas, predominó la variable económica. Y el “miedo” a volver al pasado en función del escenario que dejaron los comicios bonaerenses de septiembre. Sin embargo, otra variable potenció de manera inédita el resultado electoral: la política internacional.
El triunfo del presidente de la motosierra despertó sorpresa y análisis tanto dentro como fuera del país. “El presidente de la principal potencia del mundo se puso al frente de la campaña de La Libertad Avanza”, sostuvo el dirigente social Juan Grabois, después del resultado que dejó helado a Fuerza Patria. En Washington, círculos políticos y económicos debatían si la victoria de Milei era también un triunfo personal de Donald Trump, quien apostó públicamente por su figura con la llave maestra de la principal potencia mundial: la asistencia económica.
En clave argentina, aquejada por la restricción cambiaria, implicó un swap de 20.000 millones de dólares y otra cifra similar acumulada de la mano de bancos e inversores privados. Un “apoyo inédito” que solo se remontó a los aliados tradicionales de EEUU (como Europa o Japón), que permitió sentar las bases para que “el fenómeno Milei” se tradujera en gobernabilidad de cara al segundo tramo de su mandato.
¿Pero cuánto influyó la política internacional en las urnas argentinas? ¿Fue un respaldo estadounidense decisivo o un factor más simbólico que estratégico? ¿Por qué a Trump le importa tanto sostener a Milei? ¿Hasta qué punto la presión de EEUU ante un electorado asustado por la disparada del dólar incidió en la votación?
5 especialistas opinaron sobre el rol de Trump en las elecciones argentinas
Luis Rosales, especialista en campañas políticas en América Latina y consultor cercano al trumpismo, describe la acción de la administración Trump como “absolutamente excepcional” y asegura que “como experimento, dio resultado”. Según Rosales, el apoyo estadounidense tuvo un efecto directo en la percepción de legitimidad de Milei y en la dinámica de la campaña. “Tuvo mucho que ver con el cambio de expectativas en la recta final. Milei volvió a su esencia, a su estilo, y es él quien ganó”, indicó.
Sin embargo, el consultor político, quien supo tejer los hilos de la campaña electoral de Trump en 2024 de la mano de Dick Morris, advirtió que esta intervención fue más estructural que explícitamente electoral. “Es una especie de intervencionismo presidencial norteamericano, violando las prácticas de la diplomacia, pero sin nada escrito, solo costumbres y tradiciones. Al igual que Milei, Trump es un transgresor. Funcionó como herramienta de poder”, explicó, destacando que la decisión de respaldar a Milei se percibió con mayor claridad entre los republicanos más alineados con Trump que en la opinión pública general.
Para ellos, Milei es visto como un “Trump del sur”, parte de un club transnacional de líderes antisistémicos, donde conviven figuras como Viktor Orbán en Hungría, Giorgia Meloni en Italia, Vox en España, Marine Le Pen en Francia, Bolsonaro en Brasil, Bukele en El Salvador y Trump en Estados Unidos. “Los une más aquello a lo que se oponen que las ideas que comparten”, señala Rosales.
Desde la perspectiva académica, el politólogo radicado en EEUU, Ernesto Calvo, relativizó la influencia directa del respaldo estadounidense en el voto. “No creo que haya tenido mucha influencia. La promesa swap-intervención del mercado tranquilizó la corrida cambiaria, pero no cambió mucho la intención de voto”, apuntó, en diálogo con PERFIL. Para el profesor de la universidad de Maryland, de amplia trayectoria en procesos electorales de ambos lados del continente, el efecto Trump fue más simbólico que decisivo. “Lo que afectó a la opinión pública fue la percepción del oficialismo en la provincia de Buenos Aires. Se esperaba una derrota masiva y ocurrió lo contrario. El efecto real sobre los votos lo vemos porque, cuando pasó todo esto, no hubo un salto significativo en las preferencias de los votantes”, indicó.
El respaldo de Trump a Milei también se explica dentro de una lógica geopolítica más amplia. Fabián Calle, experto en seguridad internacional, ofreció un análisis más estructural. Para él, la política estadounidense en Argentina no puede entenderse solo como un apoyo puntual a Milei sino en el marco de su competencia con otras potencias. “El primer factor es el interés geopolítico de EE. UU. en el Atlántico Sur. Ni sus portaaviones ni los de China pasarán por Panamá si se cruza algún conflicto. La Antártida y sus recursos, el vecindario áspero hacia Estados Unidos… todo forma parte del cálculo”, indicó el politólogo y profesor universitario de UCA, UCEMA y Austral.

Euforia en los mercados y desplome del dólar tras el apoyo al Gobierno de Javier Milei
“Faltan menos de 30 años para el vencimiento del Tratado Antártico, y tanto Estados Unidos como China ya están pensando en el futuro de los recursos naturales de una región que va a estar mucho más deshielada y será más fácil de explotar”, señaló considerando la importancia estratégica de Argentina, no solo por su posición territorial sino como pionera del derecho internacional en torno al continente blanco. “El vecindario de Estados Unidos es áspero: Lula tiene una relación confrontativa, Chile y Colombia giran a la izquierda, y Milei quedó como el único presidente con peso en la región abiertamente proamericano, prooccidental y procapitalista”, resumió.
Pero, además, Calle destacó el factor “personal” entre los dos aliados de la internacional conservadora. “Milei cultivó la relación y se la jugó por Trump cuando todavía gobernaban Biden y Harris. Y Trump es un tipo que recuerda quién estuvo con él en las malas”, destacó. Ese gesto se transformó en capital diplomático cuando una docena de figuras de la órbita trumpista —“desde Marco Rubio y Mike Waltz hasta su exjefa de gabinete, todos de Florida, que hablan español y conocen perfectamente la región”— comenzaron a tender puentes con Buenos Aires desde el 20 de enero.
Esa cadena de decisiones, incluidas las sanciones a Cristina Kirchner -principal rival del mileísmo- por parte del Departamento de Estado, derivaron en “un apoyo impensado aún para los más optimistas”, que incluyó un swap para cubrir los compromisos de 2026 y parte del 27, y una intervención de Estados Unidos en el mercado de divisas, algo que solo pasó tres veces en la historia. “No solo ayudó a su aliado, sino también a los negocios colaterales”, agregó Calle.
Según Calle, la región está marcada por gobiernos de izquierda que tensionan la relación con Washington: Lula da Silva en Brasil, Gustavo Petro en Colombia, y aliados de China y Rusia en otros países. En este contexto, Argentina, con Milei, se convirtió en un modelo proamericano visible y funcional a los intereses estratégicos estadounidenses: “La apuesta de EE. UU. es que a Argentina le vaya bien, que un modelo proamericano funcione, y que países vecinos lo vean como ejemplo”, explicó.

El “triunfo de Trump” versus “la marca de Milei”
Por su parte, el analista internacional Ignacio Labaqui enfatizó el triunfo político de Trump a partir de su apuesta por Milei, en medio de cuestionamientos internos por parte de propios y ajenos al “salvataje financiero” de su amigo del Sur. “Es un triunfo para Trump… Si hubiera apoyado a Milei y él hubiera tenido un resultado pobre, eso le habría perjudicado mucho en política doméstica”, explicó.
Cuáles fueron las encuestadoras que pronosticaron el triunfo de Javier Milei en las elecciones legislativas
Según Labaqui, consultor de Medley Global Advisors y profesor universitario, de los países grandes de la región Milei fue el único aliado firme de Estados Unidos. Otros gobiernos, aunque cercanos a la derecha, estaban demasiado fragmentados o ideológicamente distantes. “El rescate a Milei hay que ponerlo en el marco de la presión sobre Venezuela, la ruta de la seda en Panamá y el control de puertos estratégicos”, sostuvo, en una charla con este medio.
Sin embargo, para Lourdes Puente, politóloga y doctora en Relaciones Internacionales (UCA), el electorado tiene motivaciones propias, muchas veces desconectadas de la política internacional. “Los argentinos no votan mirando al presidente de Estados Unidos. Esto es una victoria de la marca Milei, que es solo de él”, analizó.
Ante la consulta de Perfil, Puente recordó la dicotomía cultural argentina: orgullo nacional versus fascinación por Estados Unidos. Los votantes buscan certidumbre económica, estabilidad y resultados concretos más que alineamientos ideológicos. “El argentino promedio hace 50 años que piensa en dólares, en la educación de sus hijos, en ahorrar, en seguridad económica… no en quién gobierna la Casa Blanca”. En este sentido, la intervención estadounidense funcionó como un marco que legitimaba la figura de Milei, pero no como motor de su triunfo.
Es la economía…
El contexto económico fue, según todos los analistas, un factor determinante. Milei llegó al gobierno con una inflación anual superior al 300% y un mercado laboral dominado por la informalidad. Su gestión de “déficit cero” logró estabilizar los precios a pesar de la recesión económica y la caída de los salarios. De la mano de Luis Caputo y su “amigo” Scott Bessent -quien el día anterior aseguró a la sociedad estadounidense que “no enviaría dinero a Argentina” ante las crecientes críticas-, evitaron un colapso del dólar que hubiera complicado el escenario pre y post electoral del partido violeta, mostrando una vez más y de manera inédita la internacionalización de la elección de medio término

“El mandato de Milei era estabilizar la economía y, hasta ahora, lo hizo”, aseguró Fabián Calle. Calvo, por su parte, coincidió. “La política internacional ayudó a crear condiciones para que el electorado percibiera certidumbre económica, pero no cambió preferencias políticas profundas”, en relación con una tendencia en los sondeos que marcaba una buena performance de La Libertad Avanza, a pesar de las denuncias de corrupción y vínculos con el narcotráfico de algunos de sus dirigentes en la recta final de la campaña.
El análisis histórico también ofrece perspectivas útiles. Rosales recuerda paralelos con el pasado: la Argentina de Perón y Braden, la bipolaridad incipiente de mediados del siglo XX, cuando la política internacional -bajo la lógica de la competencia bipolar durante la Guerra Fría- configuraba escenarios de expectativas para la política doméstica no solo en Argentina sino en toda la región. “El argentino compra dólares hace 50, 75 años después, independientemente de quién gobierne en Washington”, sintetiza. Esta idea refuerza la hipótesis de Puente: los votantes argentinos no eligieron pensando en Trump, sino buscando resultados económicos y certidumbre frente al caos de 2023.
Al cruzar estas voces surge un patrón claro: el respaldo de Trump fue excepcional y visible a nivel internacional, pero su efecto directo en intención de voto fue limitado. La política internacional actuó como estabilizador del contexto económico y político, y reforzó la narrativa de Milei como líder capaz de generar resultados concretos. En otras palabras, Trump no compró votos, pero se convirtió en un accionista mayoritario del proyecto libertario de Milei, y lo ayudó a crear un escenario en el que pudiera ganar las elecciones.
Qué dijeron los medios del mundo sobre el triunfo de Javier Milei
El fenómeno Milei-Trump evidencia la intersección entre política interna y geopolítica. Estados Unidos intervino, legitimó y proyectó poder; pero la decisión de los votantes argentinos siguió un hilo mucho más doméstico: economía, certidumbre y marca política local. En ese diálogo entre lo interno y lo internacional, se configura un nuevo paradigma electoral en América Latina para el siglo XXI, donde los líderes deben navegar entre expectativas de sus ciudadanos y cálculos estratégicos de potencias externas. Desde la lógica trumpista, el límite hacia China es la infraestructura crítica, según Calle, lo que incluye puertos y bases militares, un tema que se lo dejó al propio Milei cuando visitó la Casa Blanca el 14 de octubre.
Al final, como resume Rosales, “el efecto de Trump funcionó como herramienta de poder”, pero el guion lo escribió el armado político de Milei. Si bien la política internacional aceleró la escena en favor de los violetas, en el fondo no la determinó sino a través del respaldo económico, el principal “trauma” del electorado argentino. Y mientras Washington celebraba desde lejos el resultado de una elección de medio término de un país a priori relegado pero de creciente importancia en materia geopolítica, los argentinos decidieron en las urnas basados en sus propias prioridades y certezas, confirmando que, en la Argentina de 2025, las elecciones aún se juegan en el terreno local, aunque con la mirada global siempre presente.

