Al conmemorarse el pasado 7 de julio el Día de la Conservación del Suelo, el Instituto Agrotécnico “Pedro M. Fuentes Godo” de la UNNE destaca sus investigaciones pioneras en bioinsumos, promoviendo una agricultura más sostenible y económica en la región.

El 7 de julio se conmemoró el Día de la Conservación del Suelo, una fecha que recuerda la importancia de cuidar este recurso natural fundamental para la vida en el planeta. Establecida en 1963 en honor al científico estadounidense Hugh Hammond Bennett, esta conmemoración busca crear conciencia sobre la necesidad de implementar prácticas que mejoren la productividad de los sistemas agropecuarios mientras se preservan los recursos naturales.

En una entrevista reciente para el programa de radio “La Hora del Agrotécnico”, el Licenciado en Edafología Roberto Olivares destacó la relevancia histórica de la conservación del suelo en Argentina. Olivares señaló que ya en 1796, el General Manuel Belgrano fue uno de los primeros promotores de esta práctica en el país. Belgrano, adelantado a su tiempo, enfatizaba la importancia de estudiar el suelo, crear mapas edafológicos y realizar rotaciones de cultivos. Sus palabras visionarias resuenan hasta el día de hoy: “Hay que enseñar a los jóvenes a distinguir cada especie de tierra… no sembrar una misma semilla seguida”.

En línea con este legado, el Instituto Agrotécnico “Pedro M. Fuentes Godo” de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) viene trabajando en la difusión de técnicas de recuperación y conservación de suelos desde su fundación. Actualmente, una de las prácticas más promisorias que impulsa el instituto es el uso de bioinsumos, una alternativa sostenible a los agroquímicos sintéticos tradicionales.

La ingeniera agrónoma Cristina Sotelo, Magister del Instituto Agrotécnico, explicó en una entrevista la importancia de estos bioinsumos y su papel en la conservación del suelo. Sotelo puso en contexto la gravedad del problema: “El suelo es un recurso natural no renovable. Se necesitan más de 1.000 años para que se forme un centímetro del mismo. Es la base para la producción de alimentos, ya que de él provienen directa o indirectamente el 95% de nuestra alimentación, fibras y biocombustibles”.

La ingeniera Sotelo definió a los bioinsumos como “productos biológicos que consisten o han sido producidos por microorganismos como hongos, bacterias, virus, o macroorganismos como ácaros o insectos benéficos”. También se incluyen en esta categoría algunos extractos o compuestos bioactivos derivados de ellos, destinados a ser aplicados en la producción agropecuaria, agroalimentaria, agroindustrial o agroenergética.

La profesional del Instituto Agrotécnico destacó las ventajas de los bioinsumos sobre los agroquímicos sintéticos tradicionales: “Son productos naturales, de baja toxicidad, se degradan rápidamente y son efectivos para aumentar la fertilidad de los suelos y controlar plagas y patógenos”. Además, señaló su importancia en la agricultura orgánica y agroecológica, tendencias en auge que buscan producir alimentos más sanos y respetuosos con el medio ambiente.

Entre los diferentes tipos de bioinsumos, Sotelo mencionó los biofertilizantes, fitoestimuladores, fitorreguladores, biocontroladores, agentes fitosanitarios, biorremediadores y biotransformadores. Cada uno de estos productos tiene funciones específicas que contribuyen a la salud del suelo y al crecimiento óptimo de los cultivos.

Hizo hincapié en los beneficios económicos de los biofertilizantes, una subcategoría de bioinsumos. Según estudios citados, los biofertilizantes pueden representar solo el 10% del costo de la fertilización química tradicional, y en la mayoría de los casos, no superan el 2-3% del costo total de producción del cultivo. Esta eficiencia económica, combinada con sus beneficios ambientales, hace de los biofertilizantes una opción cada vez más atractiva para los agricultores.

 

Ensayos prácticos

El Instituto Agrotécnico “Pedro M. Fuentes Godo” no se ha limitado a la teoría, sino que ha llevado a cabo numerosos ensayos prácticos para evaluar la efectividad de los bioinsumos en condiciones locales. Sotelo informó que estos ensayos se han realizado durante varios años, comenzando con cultivos hortícolas como pimiento, tabaco, lechuga y rúcula, y extendiéndose en los últimos seis años a cultivos extensivos.

En 2024, el instituto ha intensificado sus esfuerzos con dos proyectos de ensayo significativos. El primero, llevado a cabo en Basail, se centró en el “Uso de bioinsumos en cultivos de servicio con doble propósito”. Este proyecto, realizado en colaboración con la Escuela de la Familia Agrícola (EFA) Loma Alta y el Instituto de Educación Superior IES Charadai- UES Basail, involucró la siembra de una consociación de especies invernales (avena negra, centeno y vicia) inoculadas con diversos biofertilizantes. El objetivo es permitir el pastoreo a corto plazo y luego incorporar el rebrote al suelo para mejorar su calidad.

El segundo proyecto, desarrollado en Margarita Belén, se realizó en colaboración con el INTA Colonia Benítez, el Programa Cambio Rural, la Dirección de Suelo y Agua Rural de la Provincia del Chaco, y la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE. Este ensayo, llevado a cabo en los campos de dos productores locales, también se enfocó en cultivos de doble propósito inoculados con bioinsumos. El proyecto busca no sólo mejorar la calidad del suelo, sino también proporcionar alimento para el ganado, demostrando así el potencial multifacético de estas prácticas agrícolas sostenibles.

Estos ensayos en curso son fundamentales para generar datos localmente relevantes sobre la efectividad de los bioinsumos en diferentes condiciones ambientales y tipos de cultivo. Además, sirven como plataformas educativas, permitiendo a estudiantes y productores locales de primera mano los beneficios de estas prácticas innovadoras.

A medida que surgen desafíos cada vez mayores en términos de seguridad alimentaria y sostenibilidad ambiental, la conservación del suelo se vuelve más crucial que nunca. El trabajo pionero del Instituto Agrotécnico “Pedro M. Fuentes Godo” en la promoción y evaluación de bioinsumos representa un paso significativo hacia una agricultura más sostenible y resiliente.