En un mundo donde el estrés se ha convertido en una constante en la vida cotidiana, la búsqueda de respuestas sobre cómo el cuerpo humano maneja esta presión ha ganado relevancia. Una investigación científica ha puesto en el centro de esta búsqueda a una pequeña pero poderosa glándula: la tiroides.

En diálogo con Radio UNNE, el doctor en Ciencias Biológicas y miembro del Instituto de Salud y Ambiente del Litoral (CONICET-UNL), Germán Galoppo, destacó la importancia de adoptar un estilo de vida saludable, mantener una dieta equilibrada, evitar sustancias tóxicas y realizarse exámenes médicos regulares para ayudar a reducir el riesgo y promover una buena salud tiroidea.

En un mundo donde el estrés se ha convertido en una constante en la vida cotidiana, la búsqueda de respuestas sobre cómo el cuerpo humano maneja esta presión ha ganado relevancia. La investigación científica ha puesto en el centro de esta búsqueda a una pequeña pero poderosa glándula: la tiroides.

Ubicada en la parte frontal del cuello, la tiroides desempeña un papel crucial en la regulación del metabolismo y la producción de hormonas que también están vinculadas a nuestra capacidad para manejar el estrés. Así lo explicó en Radio UNNE German Galoppo, docente e investigador de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

“La tiroides es un órgano que regula múltiples procesos fisiológicos. Es más conocida por sus efectos sobre el peso corporal y la regulación de los depósitos de grasa; pero también tiene injerencia en la reproducción, el crecimiento y el desarrollo del sistema nervioso”, indicó el doctor en Ciencias Biológicas y miembro del Instituto de Salud y Ambiente del Litoral (CONICET-UNL).

Se estima que unos 750 millones de personas en el mundo tienen algún trastorno de tiroides, de las cuales un 60% lo desconoce, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En Argentina, el hipotiroidismo se presenta en un 10% de la población en general, mientras que el hipertiroidismo es menos frecuente y se da en el 2%.

Uno de los síntomas de niveles insuficientes de hormona circulante (hipotiroidismo) pueden asociarse a depresión, abulia, anhedonia y disminución de la libido, mientras que el exceso de hormonas tiroideas (hipertiroidismo) pueden acompañarse con síndromes de ansiedad, irritabilidad, ataques de pánico, insomnio.

Si bien el especialista destacó el incremento de metodologías que ayudan a detectar alteraciones hormonales de manera temprana, explicó que existe importante evidencia científica que da cuenta de que el estilo de vida tiene efectos sobre nuestra salud. En este sentido, advirtió que estas patologías van en aumento: “Entre los años 2018 y 2019, la levotiroxina estuvo inmediatamente por debajo del paracetamol en su dispensa farmacológica”.

Galoppo detalló cómo el estrés prolongado puede provocar inflamación crónica en el cuerpo, lo que a su vez puede afectar la función tiroidea. Esta relación bidireccional sugiere que problemas en la tiroides pueden agravar la inflamación y los trastornos del ánimo, como la depresión y la ansiedad, que a su vez pueden intensificar la percepción del estrés.

“Se han afinado mucho los protocolos de tratamiento, en general funcionan y son sencillos. Principalmente está la vía farmacológica, con la famosa levotiroxina. Si bien se puede tardar en llegar a la concentración deseable, el ajuste de dosis que requiere cada paciente, se puede llegar a un estado de normalidad tiroidea”, contó Galoppo en el aire de la 99.7.

Cabe destacar que no todos los pacientes que tienen un trastorno de los niveles de hormonas tiroideas sufren una alteración del estado de ánimo. El impacto dependerá del nivel hormonal, cuanto más severo es el desvío de lo normal, más probable es que el paciente tenga algún síntoma psicoemocional. Sin embargo, Galoppo sostuvo que hay evidencia acerca de cómo se relacionan estás hormonas con el cortisol.

“Globalmente podemos decir que el aumento de cortisol, más si es crónico y sostenido en el tiempo, tiene una tendencia a producir hipotiroidismo. El estrés facilita el establecimiento de un entorno hipotiroideo, ya que el cortisol interviene en los circuitos neuronales que producen neurotransmisores y receptores que deberían intervenir en situaciones o sensaciones de bienestar. Uno de ellos es la serotonina, llamada coloquialmente “hormona de la felicidad”, expresó el doctor.

Aunque no siempre es posible prevenir el hipotiroidismo debido a factores genéticos y autoinmunes, adoptar un estilo de vida saludable, mantener una dieta equilibrada, evitar sustancias tóxicas y realizarse exámenes médicos regulares puede ayudar a reducir el riesgo y promover una buena salud tiroidea.

“Un equilibrio adecuado de hormonas tiroideas es crucial para mantener una respuesta óptima al estrés y, en general, para la salud integral. Cualquier desequilibrio en la tiroides debe ser diagnosticado y tratado de manera oportuna para preservar el bienestar físico y emocional”, finalizó Galoppo.