SALUDABLEMENTE HABLANDO
Camila Altamira y la Ley de Etiquetado Frontal

La especialista en cuestiones alimentarias hizo un primer paneo sobre esta novel norma, que establece que los alimentos envasados y las bebidas analcohólicas que contienen azúcares, grasas o sodio en exceso deben utilizar un sello de advertencia por cada uno de esos nutrientes críticos.

La licenciada en Nutrición, Camila Altamira, tuvo su debut en el segmento “Saludablemente Hablando”, del programa radial PONELE H, ocasión en la que aludió a aspectos de la Ley 27.642 de Promoción de la Alimentación Saludable, más conocida como Ley de Etiquetado Frontal.

Esta norma establece que los alimentos envasados y las bebidas analcohólicas que contienen azúcares, grasas o sodio en exceso deben utilizar un sello de advertencia por cada uno de esos nutrientes críticos.

Esos sellos octogonales, de color negro con borde y letras blancas en mayúsculas, funcionan como una voz de alerta, indicando que el producto en cuestión contiene, según corresponda: “EXCESO EN AZÚCARES”, “EXCESO EN SODIO”, “EXCESO EN GRASAS SATURADAS”, “EXCESO EN GRASAS TOTALES” o “EXCESO EN CALORÍAS”.

El etiquetado frontal es una estrategia de prevención para desalentar el consumo de alimentos y bebidas con alto contenido de azúcares, grasas y sal. El consumo excesivo de esos nutrientes críticos se asocia a un mayor riesgo de padecer enfermedades no transmisibles como: sobrepeso u obesidad, diabetes, hipertensión arterial o enfermedades cardíacas.

En un primer abordaje del tema, la licenciada Altamira vertió opiniones claras a fin de que todos puedan interpretar correctamente el significado de los sellos, que hoy por hoy aparecen en casi todos los alimentos y bebidas de consumo cotidiano.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) destaca el etiquetado frontal como “una herramienta simple, práctica y eficaz para informar al público sobre productos que pueden dañar la salud y ayudar a orientar las decisiones de compra”.

Para calcular las cantidades de grasas, azúcares o sodio en exceso, se toma como referencia el Modelo de Perfil de Nutrientes de la OPS, que establece un valor de ingesta mínima recomendada. Este valor, a su vez, está basado en las metas de ingesta de nutrientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se calculan de acuerdo a las necesidades energéticas de las personas.

Dado que esas necesidades energéticas cambian de acuerdo a la edad, no se toma una cantidad fija por día sino un porcentaje de la ingesta diaria.

Por ejemplo, se considera una cantidad excesiva de azúcares libres si en una determinada cantidad del producto la energía proveniente de ese nutriente crítico, que se mide en kilocalorías (kcal), es igual o mayor a 10% del total de energía (kcal).

Los alimentos tienen diferentes grados de procesamiento. Pueden ser mínimamente procesados, procesados o ultraprocesados. Suele ocurrir que por costumbre o por desconocimiento, elegimos un producto determinado pensando que es saludable, pero que en realidad, en su composición incluye altas cantidades de sodio, azúcares o grasas. El sello, además de advertirnos eso, hace que prestemos más atención a los ingredientes de cada producto, algo a lo que pocas veces solemos prestarle atención.

El sello es una advertencia, no una prohibición. Nos indica que ese producto tiene exceso de uno o más nutrientes críticos. Ahora bien, eso no implica que tengamos que descartar el producto.

Se puede utilizar el sello como un indicador para buscar una opción más saludable o bien podemos consumirlo en pequeñas cantidades o de vez en cuando y no todos los días.

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